martes, 27 de noviembre de 2012


Salió de su primera consulta del psicólogo. Miró el solar en obras que estaba enfrente. Volvería. Ser dueño de su vida exigía aquella perforación.

V Premio de Creación Literaria Bubok

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Buenos días

Os paso la referencia de dos libros que tal vez os interesen:

Silvia Adela Kohan: Taller de escritura: el método. Un sistema de trabajo para escribir y hacer escribir. Editorial Alba

Víctor Moreno: El deseo de escribir. Editorial Pamiela

Besos

domingo, 25 de noviembre de 2012

sábado, 24 de noviembre de 2012

Huelva: Ciudad de cuentos


Con motivo del magnífico taller de fotografía y literatura que sólo unos pocos privilegiados de Huelva hemos tenido ocasión de percibir nace este blog no sólo como lugar de encuentro de aquellos que pudimos vivir esta experiencia. Dos tardes que intentaremos prolongar en el tiempo a través de este espacio que nos brinda la red y que acompañaremos de alguna otra de café y charla de literatura y fotografía. Para abrir boca brindamos nuestras primeras aportaciones creativas tanto fotográficas como literarias, pero…no serán las únicas ya que seguiremos colgando en este blog abierto aquellas creaciones que nacen de nosotros mismos e incluiremos aquellas noticias o propuestas que nos parezcan relevantes para comentarlas juntos. Espacio para mantenernos en contacto. Gracias a todos.
A continuación os presentamos nuestras primeras creaciones de cada uno de nosotros en este taller.


CÓDIGO DE AMOR



Hay un código QR en la calle Concepción, lo ha realizado Miguel con el laberinto de sentimientos que le inspira Teresa.

Contiene sus años compartidos en la facultad, las tardes de charlas y café; fotos de clase, de excursiones y viajes… hasta un vídeo de su cumpleaños y un poema de amor que le escribió una tarde de nostalgia. Pero lo más importante es que en sus recovecos abstractos contiene lo inefable del sentimiento amoroso, algo que ningún programa informático puede lograr.
Cada vez que Teresa se acuerda de Miguel o Miguel de Teresa, van a la calle Concepción y con su Iphone leen el contenido del código. Y cuando quieren, lo amplían  con fotos, textos y vídeos de sus nuevas experiencias.
Una mañana de un día gris, cuando Miguel pasaba por la calle Concepción junto al código, vio que alguien con un spray había emborronado el graffiti pretendiendo borrar la información. Una pena grande le subió del corazón a la garganta, pero en ese momento una mano amiga cogió la suya, mientras la voz amada le decía: No te preocupes, ya sabes que hay una parte en el código QR que permanecerá siempre.


Carmen Martínez Gordillo


EN VENTA


Por fin mi ansiado sueño desde la niñez se había convertido en una realidad. Aquella casa solariega ya me pertenecía. Mientras arrastraba aquella pesada maleta calle abajo para instalarme en lo que sería mi nuevo hogar, recordaba sonriente al joven alto, atlético y trajeado que tan sólo unos días antes me lo había enseñado. No paraba de hablar mientras peregrinaba por cada una de las estancias presentándomelas, pero enmudeció unos minutos después mientras recorría cada centímetro de mi cuerpo. Tan sólo consiguió susurrar a mi oído: “Esta casa ya es toda tuya, y sólo tuya”. Esas fueron las palabras que como un eco se repetían en mi cabeza cuando tras de mí se cerró la puerta de mi nueva casa. Pues,…ya era mía, sí. O eso me había dicho. Porque…, no estaba sola.  


Salvador Delgado Aguilar


EL HUECO 



Allí estaba como tantos años atrás, impasible, imperturbable. Había pasado por allí mil veces y nunca apreció modificación alguna.
Todos los días salían a jugar juntos y siempre cerca de aquel misterioso agujero. Se tratara o no de la puerta a unas legendarias catacumbas, lo cierto es que a él le infundía respeto y atracción.
De repente, un balonazo hizo llevar la pelota hasta la boca de aquel tétrico lugar y como por arte de magia empezó a rodar lentamente hacia el interior.
En ese momento, su hermano menor comenzó a dar pasos en aquella dirección. - No vayas- exclamó.
Inmóvil observó como aquella profunda boca se tragaba a su hermano del mismo modo que hizo con la pelota.
El tiempo pasaba y su hermano seguía dentro. Tenía que tomar una decisión.
Comenzó a acercarse al lugar, no sin antes acordarse de Dios y de sus santos favoritos. Miró al exterior como si no pensara volver a salir y penetró.
La humedad lo inundaba todo y la poca luz que entraba por el hueco se desvanecía en los primeros metros. Las paredes estaban llenas de lápidas cubiertas de musgo y en ellas podía leerse inscripciones en varias lenguas. Se sentía especial, estaba dentro del agujero.
Entonces algo cambió. Un fuerte golpe lo hizo volver a pensar en sus santos. Un llanto que parecía ser el de su hermano y un temblor de piernas incontrolado se apoderó de él. Sería un espíritu, algún muerto de aquellos que descansaban en aquel lugar, un ente venido de lejos.
Empezó a rezar en voz alta cuando de repente un olor familiar lo inundó todo. Un bofetón. ¡De esta no te salva ni Dios!.

Miguel Garrido Mora



DOLORES DE FELICIDAD
  

            Me encanta el sonido de la aguja perforando la tela como tensa el hilo y como de la nada aparece un motivo que ya he visto en mi imaginación. Todos mis trabajos llevan un regalo de mí, una parte de mí y éste, no será menos. 
         ¿La siguiente?    
        ¡Yo! Buenos días Mari, mira lo que traigo, es la mantita de lana más bonita que he hecho nunca. Acaba de nacer mi nieta, otra Dolores en la familia. Todas somos mujeres fuertes acostumbradas a llevar los alti-bajos de la vida sin quejarnos. 4 días de parto la madre y no abrió la boca. Quiero que le bordes el nombre de la niña en color morado, ese brillante del tercer estante. 
            ¿Y qué nombre ponemos?
¡Pues que nombre vas a poner! Todas las mujeres de mi familia nos llamamos Dolores, ella también. Así la hará fuerte, tan fuerte como yo y mi madre.
Eso lo dice Doña Dolores, una señora que no tiene otra cosa mejor que hacer que contarme su vida, contarme su historia engordada de vida. Sin ninguna arruga de gesto en la cara, con las manos y uñas mejor que la de mi hija de 25 años.
Paso mis días entre madejas, carretes, botones, lazos, encajes y no he conocido a nadie que no tuviera prisa. Solo ven hilos sueltos, marañas de estanterías repletas de ovillos ordenados por colores. No ven que a cualquier bordadora se le llena la mente de posibilidades para contar una historia de seda, tesón y pasión. 
 ¡Y lo quiere para mañana! Hilo morado. Nombre Dolores.
Hoy es mi último día de trabajo, me jubilo. Bueno se jubila mi cuerpo que no puede más. Mi artritis me llena de dolor las manos cuando muevo el bastidor en la máquina y las vértebras hacen que cada vez me arquee más y más y más...y mi última creación será bordar a una niña llena de oportunudades el nombre de Dolores, y en morado. 
Doña Dolores cuando recoja mañana mi última labor, el encargo de su nieta Felicidad en perfectas letras de color verde esperanza, si que va a sentir dolor.

Pepi Rodríguez Castelo



LA MIRADA


Eran las últimas horas de la tarde, empezaba a oscurecer.
Ella no podía quitarle sus ojos de encima, le miraba con una sonrisa dibujada en la cara, con amor. Mientras él, sólo la miraba como un muro vacío sin luz, intento concentrarse e imagino sus trazos, su pelo, sus labios, sus pómulos…. Ella, permaneció a su lado en silencio comenzaba a irritarse de que él estuviese ausente, de que la ignorase. Una hora de silencio después se alejaron y vieron como él había dibujado su autorretrato para que ella se sintiese deseada aunque él estuviese lejos.

                                                                                              Sara Calderón González
 


LA ESPERA


La vida pasa delante mía, sin yo vivirla. Les veo reír, correr y aún así no siento la necesidad de seguirles.
En mi mundo no hay prisas, ni intereses, tan solo me preocupo cuando los demás tienen la necesidad de cambiarme.
¿Hasta cuando les miraré sin esperar respuesta? ¿Qué será de mí cuando pase a ser uno más de tantos?
Que importa, ni siquiera tengo corazón para sentirlo; seguiré esperando...



Juan Manuel Remesal

DÓNDE

Una noche cualquiera de noviembre al Sur del Sur, frio agradable y humedad molesta. Ahí está él impertérrito  en el mismo lugar desde hace años, observando a las personas que caminan en una u otra dirección y comenzó a evocar paisajes de su historia.
Miles de nuevas vidas, de muertes, de mentiras,  de verdades,  de penas, de alegrías, de desilusiones, de ilusiones, de novias y novios, de esposas y esposos, de amantes, de desasosiegos, de miedos,  de temores, de  secretos, de vanidades,  de amarguras,  de soledades, de amenazas, de justicias e injusticias, de traiciones, de hijas e hijos y un largo sinfín de situaciones que jalonaban  décadas de emociones contenidas en su memoria.
Pronto llegará el amanecer, el seguirá esperando con su cabeza sobresaliendo de una plancha de bronce, con sus largas melenas y su boca extremadamente abierta, en la que nadie depositará una carta, tal vez la caricia de una pequeña ayudada por su padre, y se pregunta… ¿Mañana donde estaré, en otro edificio, en una plaza, parque o jardín, tal vez en el peor de los casos en una fundición? Donde…donde…donde.

Manuel Maestre Ruiz

AÚN NO

 
Todos los días. A la misma hora. No, no le grites. No quiere oír que no lo volverá a ver.

Leonor Ruiz González

CONQUISTA 

Era otoño y ya deberíamos estar en casa. Sin embargo  allí estábamos jugando al esconder. Me sentía feliz. Aquella plaza, al oscurecer, era  un nuevo mundo para mis diez años, preámbulo de todas aquellas nuevas emociones que sin conocer ya intuía. Todo me impresionaba: aquella estatua, la luz en lo alto de la torre…Mi imaginación volaba y mi ciudad me parecía un lugar tan extraordinario como aquéllos a los que me llevaban mis lecturas infantiles.
Después de esa noche se instaló en mí un ansia por descubrir todos los rincones de mi ciudad, más recónditos cuánto mayor me iba haciendo. Pero, no pasó mucho tiempo hasta que comprendí que vivía en una ciudad que pronto se me había hecho pequeña. Y el desasosiego me invadió. Empecé a viajar por internet. No era suficiente y todos mis esfuerzos adolescentes los centré en cumplir mis sueños. Hoy en cada aeropuerto que piso con mi uniforme le doy las gracias al sortilegio que aquella estatua causó sobre mí.

Pedro Gabo

DIVINO AMOR


Vivo apasionado este amor inesperado, no me lo hubiera imaginado jamás. Estar a su lado hace sentirme tan bien que apenas puedo pensar en otra cosa.
Años atrás no hubiese imaginado esta situación, supongo que como casi todos. En casa apenas se hablada de nada y mucho menos de sentimentalismos, amores o roces. Como cualquier familia todos pensaban que llegaría mi momento de encontrar pareja, pero, de aquel niño hasta este instante, ha transcurrido un largo trayecto y han cambiado muchas cosas en mí. Apenas tengo ganas de comer, apenas estudio, no quiero encontrar trabajo y estar ocupado, prefiero tener todo el tiempo libre para ocuparme de mi amor, para preocuparme de mí.
Vivo temeroso lo que pueda depararme el futuro, no son momentos muy buenos para nada. Por ejemplo mi familia – mis padres y 3 hermanos- vive algo ajustada con tan solo la pensión de mi padre, no les pido dinero, me da vergüenza tener que depender de ellos y ponerlos en el compromiso de dar un pellizco a la triste cuota de mi padre. Pero bueno, no me hace falta, ahora me alimenta el deseo, la ilusión, la pasión.
Todos opinan que estar con ella es lo mejor para mí, pero yo no puedo dejar de pensar en el trágico momento que tenga que confesarles mi amor por Luis.

Juana Martín Infantes