martes, 4 de diciembre de 2012
martes, 27 de noviembre de 2012
V Premio de Creación Literaria Bubok
http://www.comunicacion-cultural.com/2012/11/27/v-premio-de-creacion-literaria-bubok/#.ULR8Ce8ZDDQ.facebookdomingo, 25 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
Huelva: Ciudad de cuentos
Con motivo
del magnífico taller de fotografía y literatura que sólo unos pocos
privilegiados de Huelva hemos tenido ocasión de percibir nace este blog no sólo
como lugar de encuentro de aquellos que pudimos vivir esta experiencia. Dos
tardes que intentaremos prolongar en el tiempo a través de este espacio que nos
brinda la red y que acompañaremos de alguna otra de café y charla de literatura
y fotografía. Para abrir boca brindamos nuestras primeras aportaciones
creativas tanto fotográficas como literarias, pero…no serán las únicas ya que
seguiremos colgando en este blog abierto aquellas creaciones que nacen de
nosotros mismos e incluiremos aquellas noticias o propuestas que nos parezcan relevantes
para comentarlas juntos. Espacio para mantenernos en contacto. Gracias a todos.
A
continuación os presentamos nuestras primeras creaciones de cada uno de
nosotros en este taller.
CÓDIGO DE AMOR
Hay un código QR en la calle Concepción,
lo ha realizado Miguel con el laberinto de sentimientos que le inspira Teresa.
Contiene sus años compartidos en la
facultad, las tardes de charlas y café; fotos de clase, de excursiones y
viajes… hasta un vídeo de su cumpleaños y un poema de amor que le escribió una
tarde de nostalgia. Pero lo más importante es que en sus recovecos abstractos
contiene lo inefable del sentimiento amoroso, algo que ningún programa
informático puede lograr.
Cada vez que Teresa se acuerda de Miguel o
Miguel de Teresa, van a la calle Concepción y con su Iphone leen el contenido
del código. Y cuando quieren, lo amplían con fotos, textos y vídeos de
sus nuevas experiencias.
Una mañana de un día gris, cuando Miguel
pasaba por la calle Concepción junto al código, vio que alguien con un spray
había emborronado el graffiti pretendiendo borrar la información. Una pena
grande le subió del corazón a la garganta, pero en ese momento una mano amiga
cogió la suya, mientras la voz amada le decía: No te preocupes, ya sabes que
hay una parte en el código QR que permanecerá siempre.
Carmen Martínez Gordillo
EN VENTA
Por fin mi ansiado sueño
desde la niñez se había convertido en una realidad. Aquella casa solariega ya
me pertenecía. Mientras arrastraba aquella pesada maleta calle abajo para
instalarme en lo que sería mi nuevo hogar, recordaba sonriente al joven alto,
atlético y trajeado que tan sólo unos días antes me lo había enseñado. No
paraba de hablar mientras peregrinaba por cada una de las estancias presentándomelas,
pero enmudeció unos minutos después mientras recorría cada centímetro de mi
cuerpo. Tan sólo consiguió susurrar a mi oído: “Esta casa ya es toda tuya, y
sólo tuya”. Esas fueron las palabras que como un eco se repetían en mi cabeza
cuando tras de mí se cerró la puerta de mi nueva casa. Pues,…ya era mía, sí. O
eso me había dicho. Porque…, no estaba sola.
Salvador Delgado Aguilar
EL HUECO
Allí estaba como tantos años atrás, impasible,
imperturbable. Había pasado por allí mil veces y nunca apreció modificación
alguna.
Todos los días salían a jugar juntos y siempre cerca
de aquel misterioso agujero. Se tratara o no de la puerta a unas legendarias
catacumbas, lo cierto es que a él le infundía respeto y atracción.
De repente, un balonazo hizo llevar la pelota hasta la
boca de aquel tétrico lugar y como por arte de magia empezó a rodar lentamente
hacia el interior.
En ese momento, su hermano menor comenzó a dar pasos
en aquella dirección. - No vayas- exclamó.
Inmóvil observó como aquella profunda boca se tragaba
a su hermano del mismo modo que hizo con la pelota.
El tiempo pasaba y su hermano seguía dentro. Tenía que
tomar una decisión.
Comenzó a acercarse al lugar, no sin antes acordarse
de Dios y de sus santos favoritos. Miró al exterior como si no pensara volver a
salir y penetró.
La humedad lo inundaba todo y la poca luz que entraba
por el hueco se desvanecía en los primeros metros. Las paredes estaban llenas
de lápidas cubiertas de musgo y en ellas podía leerse inscripciones en varias
lenguas. Se sentía especial, estaba dentro del agujero.
Entonces algo cambió. Un fuerte golpe lo hizo volver a
pensar en sus santos. Un llanto que parecía ser el de su hermano y un temblor
de piernas incontrolado se apoderó de él. Sería un espíritu, algún muerto de
aquellos que descansaban en aquel lugar, un ente venido de lejos.
Empezó a rezar en voz alta cuando de repente un olor
familiar lo inundó todo. Un bofetón. ¡De esta no te salva ni Dios!.
Miguel Garrido Mora
DOLORES DE FELICIDAD
Me
encanta el sonido de la aguja perforando la tela como tensa el hilo y como de
la nada aparece un motivo que ya he visto en mi imaginación. Todos mis trabajos
llevan un regalo de mí, una parte de mí y éste, no será menos.
¿La siguiente?
¡Yo! Buenos
días Mari, mira lo que traigo, es la mantita de lana más bonita que he hecho
nunca. Acaba de nacer mi nieta, otra Dolores en la familia. Todas somos mujeres
fuertes acostumbradas a llevar los alti-bajos de la vida sin quejarnos. 4 días
de parto la madre y no abrió la boca. Quiero que le bordes el nombre de la niña
en color morado, ese brillante del tercer estante.
¿Y
qué nombre ponemos?
¡Pues que nombre vas a poner! Todas
las mujeres de mi familia nos llamamos Dolores, ella también. Así la hará
fuerte, tan fuerte como yo y mi madre.
Eso lo dice Doña Dolores, una señora
que no tiene otra cosa mejor que hacer que contarme su vida, contarme su
historia engordada de vida. Sin ninguna arruga de gesto en la cara, con las
manos y uñas mejor que la de mi hija de 25 años.
Paso mis días entre madejas,
carretes, botones, lazos, encajes y no he conocido a nadie que no tuviera
prisa. Solo ven hilos sueltos, marañas de estanterías repletas de ovillos
ordenados por colores. No ven que a cualquier bordadora se le llena la mente de
posibilidades para contar una historia de seda, tesón y pasión.
¡Y lo quiere para mañana! Hilo
morado. Nombre Dolores.
Hoy es mi último día de trabajo, me
jubilo. Bueno se jubila mi cuerpo que no puede más. Mi artritis me llena de
dolor las manos cuando muevo el bastidor en la máquina y las vértebras hacen
que cada vez me arquee más y más y más...y mi última creación será bordar a una
niña llena de oportunudades el nombre de Dolores, y en morado.
Doña Dolores cuando recoja mañana mi
última labor, el encargo de su nieta Felicidad en perfectas letras de color
verde esperanza, si que va a sentir dolor.
Pepi Rodríguez Castelo
LA MIRADA
Eran las últimas horas de la tarde, empezaba a
oscurecer.
Ella no podía quitarle sus ojos de encima, le miraba
con una sonrisa dibujada en la cara, con amor. Mientras él, sólo la miraba como
un muro vacío sin luz, intento concentrarse e imagino sus trazos, su pelo, sus
labios, sus pómulos…. Ella, permaneció a su lado en silencio comenzaba a
irritarse de que él estuviese ausente, de que la ignorase. Una hora de silencio
después se alejaron y vieron como él había dibujado su autorretrato para que
ella se sintiese deseada aunque él estuviese lejos.
Sara
Calderón González
LA ESPERA
La vida pasa delante mía, sin yo vivirla. Les
veo reír, correr y aún así no siento la necesidad de seguirles.
En mi mundo no hay prisas, ni intereses, tan solo me
preocupo cuando los demás tienen la necesidad de cambiarme.
¿Hasta cuando les miraré sin esperar respuesta? ¿Qué
será de mí cuando pase a ser uno más de tantos?
Que importa, ni siquiera tengo corazón para
sentirlo; seguiré esperando...
Juan Manuel Remesal
DÓNDE
Una noche cualquiera de noviembre al Sur del Sur, frio
agradable y humedad molesta. Ahí está él impertérrito en el mismo lugar desde hace años, observando
a las personas que caminan en una u otra dirección y comenzó a evocar paisajes
de su historia.
Miles de nuevas vidas, de muertes, de mentiras, de verdades,
de penas, de alegrías, de desilusiones, de ilusiones, de novias y
novios, de esposas y esposos, de amantes, de desasosiegos, de miedos, de temores, de secretos, de vanidades, de amarguras,
de soledades, de amenazas, de justicias e injusticias, de traiciones, de
hijas e hijos y un largo sinfín de situaciones que jalonaban décadas de emociones contenidas en su
memoria.
Pronto llegará el amanecer, el seguirá esperando con
su cabeza sobresaliendo de una plancha de bronce, con sus largas melenas y su
boca extremadamente abierta, en la que nadie depositará una carta, tal vez la
caricia de una pequeña ayudada por su padre, y se pregunta… ¿Mañana donde
estaré, en otro edificio, en una plaza, parque o jardín, tal vez en el peor de
los casos en una fundición? Donde…donde…donde.
Manuel Maestre Ruiz
AÚN NO
Todos los días. A la misma hora. No, no le grites. No
quiere oír que no lo volverá a ver.
Leonor Ruiz González
CONQUISTA
Era otoño y ya deberíamos estar en casa. Sin
embargo allí estábamos jugando al
esconder. Me sentía feliz. Aquella plaza, al oscurecer, era un nuevo mundo para mis diez años, preámbulo
de todas aquellas nuevas emociones que sin conocer ya intuía. Todo me
impresionaba: aquella estatua, la luz en lo alto de la torre…Mi imaginación
volaba y mi ciudad me parecía un lugar tan extraordinario como aquéllos a los
que me llevaban mis lecturas infantiles.
Después de esa noche se instaló en mí un ansia por
descubrir todos los rincones de mi ciudad, más recónditos cuánto mayor me iba
haciendo. Pero, no pasó mucho tiempo hasta que comprendí que vivía en una
ciudad que pronto se me había hecho pequeña. Y el desasosiego me invadió.
Empecé a viajar por internet. No era suficiente y todos mis esfuerzos
adolescentes los centré en cumplir mis sueños. Hoy en cada aeropuerto que piso
con mi uniforme le doy las gracias al sortilegio que aquella estatua causó
sobre mí.
Pedro Gabo
DIVINO AMOR
Vivo apasionado este amor inesperado, no me lo hubiera
imaginado jamás. Estar a su lado hace sentirme tan bien que apenas puedo pensar
en otra cosa.
Años atrás no hubiese imaginado esta situación,
supongo que como casi todos. En casa apenas se hablada de nada y mucho menos de
sentimentalismos, amores o roces. Como cualquier familia todos pensaban que
llegaría mi momento de encontrar pareja, pero, de aquel niño hasta este
instante, ha transcurrido un largo trayecto y han cambiado muchas cosas en mí.
Apenas tengo ganas de comer, apenas estudio, no quiero encontrar trabajo y
estar ocupado, prefiero tener todo el tiempo libre para ocuparme de mi amor,
para preocuparme de mí.
Vivo temeroso lo que pueda depararme el futuro, no son
momentos muy buenos para nada. Por ejemplo mi familia – mis padres y 3
hermanos- vive algo ajustada con tan solo la pensión de mi padre, no les pido
dinero, me da vergüenza tener que depender de ellos y ponerlos en el compromiso
de dar un pellizco a la triste cuota de mi padre. Pero bueno, no me hace falta,
ahora me alimenta el deseo, la ilusión, la pasión.
Todos opinan que estar con ella es lo mejor para mí,
pero yo no puedo dejar de pensar en el trágico momento que tenga que
confesarles mi amor por Luis.
Juana Martín Infantes
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